La soberanía de la nube no es una cuestión a corto plazo. Las organizaciones tendrán que lidiar con ella y estar preparadas para adaptar sus estrategias a medida que crezcan las iniciativas de soberanía y protección de datos en los distintos países. En el caso de un sistema ERP en la nube, las empresas tendrán que gestionar quién puede acceder a los datos, quién tiene el control jurisdiccional sobre ellos y dónde se almacenan geográficamente para que estén seguros.
La propiedad de los datos y los sistemas no solía ser un problema, pero los tiempos han cambiado. Con la proliferación de la infraestructura en la nube, los servicios a la carta y la informática, la cuestión de la soberanía de la nube ha surgido como un nuevo reto, especialmente con el impacto de la pandemia COVID. En la actualidad, las tensiones geopolíticas, las nuevas leyes sobre privacidad de datos y el dominio de actores de la nube a hiperescala como Amazon, Microsoft y Google están cambiando el panorama de las TI, obligando a las organizaciones a limitar su exposición a las amenazas emergentes y a mantener el control sobre sus activos tecnológicos.
La soberanía de la nube plantea cuestiones críticas en torno a la soberanía de los datos y las operaciones que las organizaciones deben tener en cuenta. La soberanía de los datos se refiere a dónde se almacenan, quién puede acceder a ellos y a quién pertenecen. La soberanía operativa se refiere a dónde se llevan a cabo las operaciones, si está garantizada la continuidad del servicio y si los servicios en la nube cumplen la normativa específica de la región o del sector.
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