Prueba del Audi Q4 40 e-tron y Q4 50 e-tron quattro

Tras el Volkswagen ID.4 (reseña aquí) y el Skoda Enyaq, es el turno de Audi de presentar su interpretación del SUV eléctrico basado en la plataforma del Grupo MEB. El Q4 e-tron sigue los pasos de sus primos para ofrecer una interpretación típicamente Audi de la «democratización» (entre comillas) del SUV familiar totalmente eléctrico. Su lanzamiento en Europa también viene acompañado de dos anuncios que han sido noticia desde entonces:

Audi se convertirá en una marca 100% eléctrica en 2035 (el fabricante apunta a 2033), señala el concesionario de coches segunda mano Sevilla Crestanevada. No contento con todo ello, el Q4 e-tron es también el primer vehículo 100% eléctrico de la marca de los anillos que utiliza uno de los prefijos (Q en este caso) habitualmente reservados a los modelos de combustión (el Audi A3 e-tron no cuenta ya que era un PHEV). Esto permite ver un poco más claro en medio de una gama ampliamente dominada por los coches eléctricos (e-tron, e-tron GT…).

En cuanto salga al mercado, Audi ofrecerá dos estilos de carrocería para su SUV eléctrico: Q4 e-tron y Q4 e-tron Sportback. Este último se basa en la carrocería del SUV Coupé, que ahora es muy querida por Audi, ya que se utiliza en toda la gama (e-tron, Q3, Q5). Hay cuatro niveles de equipamiento disponibles:

Q4 e-tron

Ejecutivo

Línea S

Diseño de lujo

… y 3 motores:

35 e-tron (170 CV, combinado con una batería de 52 kWh, autonomía 306-341 km WLTP según opciones)

40 e-tron (204 CV, combinado con una batería de 77 kWh, autonomía de 466-520 km WLTP según las opciones)

50 e-tron quattro (299 CV, combinado con batería de 77 kWh, autonomía de 443-488 km WLTP según opciones)

Los precios comienzan en 42.800 euros para el Q4 e-tron y en 44.800 euros para el Q4 e-tron Sportback, que viene de serie con el famoso sistema Drive Select de Audi para seleccionar y personalizar diferentes perfiles de conducción. Los precios pueden subir muy rápidamente, como en el caso de uno de nuestros dos modelos de prueba (Typhoon Grey en la foto), un Q4 50 e-tron quattro repleto de opciones y con un precio de 84.685 euros.

¿Aspecto diferenciador? No en Audi

Más que comprar un coche eléctrico, los clientes que optan por un vehículo eléctrico se dirigen sobre todo a un Audi, y el fabricante de los anillos lo ha entendido. Es probable que para la mayoría de los clientes, el Q4 e-tron sea su primer coche eléctrico, pero desde luego no su primer Audi. Así, todos los artificios estilísticos están presentes para no molestar a los habituales, empezando por la imponente parrilla ficticia que corona un elemento específico del acabado S-Line, la famosa lámina con acabado gris aluminio. Detrás del logotipo se encuentran numerosos radares y sensores destinados a la conducción autónoma de nivel 2, que son más discretos que los que se encuentran bajo la parrilla de un A6 o A7, por ejemplo, una buena elección por parte de la marca de Ingolstadt en este punto. Por último, y esto es una novedad en Audi, los faros delanteros se pueden personalizar (se ofrecen 4 opciones).

El perfil es sin duda el punto de vista más familiar, ya que toma la línea de techo del VW ID.4 y del Skoda Eniaq, así como una caída muy marcada del alerón trasero. La arquitectura del Q4 beneficia a la habitabilidad del coche, ya que es 10 cm más corto que el Audi Q5 y devuelve menos de 5 cm de distancia entre ejes. En la parte trasera, la naturaleza de la energía que impulsa a nuestro Audi Q4 no sería evidente si no fuera por el e-tron en letras grandes en el parachoques trasero (y la ausencia de salidas de escape, menos perceptible).

En el interior, lo primero que llama la atención es la adopción de un nuevo volante más pequeño y doblemente achatado que recuerda inmediatamente al de cierta marca de León. El logotipo del centro es más pequeño y, sobre todo, adopta lo que Audi llama «flat-design». Con esto me refiero a la ausencia total de alivio. Si dejo que cada uno aprecie o no esta novedad, hay que señalar que los nuevos botones de los mandos del volante no son de lo más cualitativos. En lugar de plástico mate, encontramos un plástico brillante con botones táctiles y retroiluminados. Lo mejor es que hay una respuesta háptica para saber si has pulsado un botón o no. Prefería los antiguos botones (como los de la consola central). Si Audi fue pionera en la digitalización de la pantalla del salpicadero, el fabricante no se rinde al «todo en pantalla», al menos en el Q4 ya que los mandos de la climatización y el acceso directo al Drive Select, entre otros, siguen siendo manuales. Sin embargo, la pantalla central opcional de 11,6 pulgadas es la más grande jamás instalada en un Audi (10,1 pulgadas de serie). Una nueva innovación en el Q4 e-tron es la pantalla de realidad aumentada (Augmented Reality Head-Up Display), que superpone las indicaciones del GPS a la carretera de forma activa: una flecha para indicar un cambio de dirección cambia de tamaño y orientación a medida que te acercas al desvío. Audi también pone mucho énfasis en el espacio de almacenamiento en el habitáculo, con nada menos que 26 litros disponibles. Hay contenedores en las puertas con capacidad para botellas de 1L y un buen espacio bajo la consola central flotante. En cuanto al acabado, sólo puedo juzgar el nivel «S-Line», ya que sólo he probado este último. Los materiales tienen buen aspecto y tacto y hay pocos plásticos duros que destaquen. Sin embargo, sigo siendo un ferviente opositor al «negro piano» que rodea la parte flotante de la consola central, que es sensible a la más mínima huella dactilar.