El dicho de que sólo se puede gestionar lo que se mide es cierto para ESG. Según el Boston Consulting Group (BCG), las principales áreas medioambientales, sociales y de gobernanza son las siguientes:
medioambientales: optimización de la cadena de suministro, reducción del consumo de energía en las instalaciones, reducción de residuos;
social: protección de datos de clientes y empleados, mejora de la diversidad y la inclusión;
gobernanza: gestión del riesgo de incidentes críticos (incluida la ciberresiliencia), supervisión del riesgo en tiempo real, análisis predictivo del riesgo.
Integrando los datos de la empresa con los de los socios de la cadena de suministro, las empresas pueden identificar áreas de intervención más allá de los propios procesos de la empresa.
Implantación de un programa
BCG también ha publicado un marco que las empresas pueden utilizar para implantar programas ESG.
Establecer la línea de base. Identificar el potencial de una iniciativa ESG.
Evaluar las oportunidades y el esfuerzo de la iniciativa, con preguntas como:
¿Qué innovaciones tendrán mayor impacto?
¿Cuáles pueden aplicarse rápida y fácilmente?
¿Cuáles requieren una inversión mayor y a más largo plazo, y cuáles requerirán socios externos?
¿Cuáles no forman parte de la actividad principal y, por tanto, implicarán acudir a partes externas como el capital riesgo?
Gestionar la cartera. Como no todas las iniciativas tendrán éxito, hay que gestionar una cartera de iniciativas, recortándolas y añadiéndolas con el tiempo a medida que avanzan las tecnologías y surgen nuevas oportunidades y modelos de negocio.
Replantearse el modelo operativo. Surgirán nuevas formas de trabajar que probablemente requerirán algún tipo de transformación empresarial. Las empresas también tendrán que trabajar en un entorno ecosistémico con proveedores y clientes.
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